Francisco Chavez

Recordamos a Francisco Chávez no por la enfermedad que enfrentó, sino por el espíritu extraordinario que mantuvo durante los 33 años de su lucha contra el Parkinson. Ante desafíos constantes, él eligió el coraje en lugar de la desesperación, el humor sobre las dificultades, y el amor por encima de todo.

Ser testigo de la vida de Francisco fue presenciar un heroísmo silencioso: cada temblor enfrentado con resiliencia, cada limitación con dignidad. A lo largo de todo, compartió alegría, sabiduría y bondad con quienes le rodeaban. Como residente de Nacogdoches por 45 años y miembro comprometido de la Iglesia Bautista Cristiana durante ese mismo tiempo, familiares, amistades y cuidadores fueron bendecidos por su luz constante y su fe inquebrantable.

Aunque el Parkinson formó parte de su historia, nunca la definió. Francisco vivió plenamente, amó intensamente e inspiró a muchos. Ese legado permanece—firme, como su lucha.

Francisco deja atrás una familia que fue el centro de su amor y su fortaleza: su querida esposa, María Luisa Chávez; sus hijos Omar, David y Mario Chávez; sus nietos Damián, Arianah, César, Samantha, Aiden, Sofía, Sierra y Jackson Chávez. Todos ellos llevan en el corazón el ejemplo y el cariño que él sembró.

También honramos la memoria de quienes lo precedieron en el descanso eterno: sus hijas Magaly y Ariathna Chávez; sus padres Lucio Chávez y Paula Toribio; y sus hermanos Alfredo y Ignacio Chávez.

Como él mismo vivió: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” — 2 Timoteo 4:7

Descansa ahora, Francisco. Tu batalla ha terminado, pero tu fortaleza, amor y fe siguen vivos en cada uno de los que te amaron.